NERUDA COMO FONDO DEL VIAJE

Este ultimo viaje a Chile, en el que he podido disfrutar de su paisaje y su paisanaje (como me gustaría poder expresarme con la dulzura con que lo hacen los chilenos, y no con la agresividad que utilizamos los españoles y yo más que otros; pero intentaré corregirme, lo prometo) ha estado marcado por algunos de mis mitos, la isla de Pascua, Allende, Víctor Jara, y cómo no, el poeta Neruda.
Yo solo pensaba visitar Isla Negra, pero como mis amigas son también admiradoras suyas y mucho más minuciosas en elegir los lugares a visitar, (entre guias turísticas e información sacada de la Web, tuvimos lectura para todo el periplo), nos organizamos para visitarlas todas y a fe mía que fue un éxito.
LAS 3 CASAS (Video de youtube con canción incluida)
De todas ellas, no se cual de las casas me gustó más, pero sí cual está en el entorno más maravilloso para mí: Isla Negra. Debe ser por mi querencia del mar, ya que aquí está muy cerca.
Mis fotos no reflejan bien lo visto, así que mejor visitar la web de la Fundación Neruda o pinchar en los enlaces.

De LA CHASCONA en Santiago, adonde llegamos en taxi, entrando por Pio Nono, barrio de Bellavista como es preceptivo, me gustó mucho el interior, especialmente el comedor, que talmente parecía el de un barco, incluso con el techo tan bajo que las personas altas no estan demasiado cómodas de pie allí, pero sin embargo, no me gustó el entorno en el que está, en la ladera del cerro San Cristobal, ni las horrorosas vistas que tiene desde la terraza. Lo que si comprueba el visitante, es que está hecha para vivir hacia adentro y tiene rincones para el disfrute de sus dueños de una exquisitez envidiable, y piezas como el bar o el comedor para compartir con los amigos, pero no para que se quedasen de pernocta. Mientras estoy escribiendo esto pienso que no se me ocurrió preguntar en ninguna de las casas, si realmente solo tenían el dormitorio de ellos o es que había otros, pero no los incluyeron en los museos.




A LA SEBASTIANA, en Valparaiso, fuimos desde Viña del Mar
donde nos alojabamos en el Sheraton, y como fuimos previsoras y era la primera hora de la mañana, tuvimos la suerte de verla sin agobios de gente.

En esta se encuentra su famoso sillón La Nube, que es un butacón orejero situado junto al ventanal, que eso tienen en común todas sus casas, amplios ventanales donde sentarse a leer o charlar y de vez en cuando poder levantar la vista y observar el horizonte. Las vistas desde aquí son fabulosas, se ven los cerros y la bahía con el puerto al fondo, pero a mi no me sedujo nada, máxime después de bajar caminando y comprobando que a pesar de ser Patrimonio de la Humanidad, Valparaiso está vieja y decrépita. Debió ser esplendorosa, pero ahora está sucia y abandonada, en alguna parte de la zona del puerto los edificos se ven tan abandonados que hasta les han salido arboles en la fachada; no se a donde fueron a parar los fondos si los hubo. Se salva el paseo Atkinson, Gervasoni y el paseo yugoslavo. Después de una buena caminata, la comida en el bar Urriola, con pisco sour y vino incluido por el módico precio de 6€ y la amabilidad de su dueño, nos compensó.

La visita a ISLA NEGRA empezó con mal pie, porque la dejamos para el martes 8 de Diciembre y ese día se celebra una peregrinación a la iglesia de Lovasquez a donde se desplazaron, según las noticias de la tele más de un millón de personas y como se encuentra pegadita a la autopista que une Santiago con Viña y nuestro destino estaba más allá, pues aunque parezca increible, todas las comunicaciones estaban cortadas, así que hubo que poner imaginación y poder de seducción para que un taxista intrépido osara desplazarse por una carretera secundaria después de pedir permiso a los carabineros y nosotras con los dedos cruzados, pero llegamos y mereció la pena. Como puede paralizarse una parte de un pais por una fiesta religiosa? Misterio. Claro que la pregunta sería, cómo pudo hacerse una autopista justo al lado de este lugar de peregrinación? La verdad es que si no lo veo con mis propios ojos hubiera pensado que exageraban, pero desde el coche que nos llevaba, se podía ver la multitud y por supuesto a montones de personas caminando por la carretera. Desde Viña del Mar, salian autobuses, que de manera ordenada, a medida que se llenaban, partian repletos de gente, y los taxis con carteles en la delantera, anunciaban el precio por persona, 1800 pesos, y también partian cuando completaban los 4 pasajeros.
La casa de Isla Negra es sobre todo un cúmulo de rincones, es la que está más llena de cosas, la más museo por así decir, de todas, con sus colecciones de mascarones, botellas, pipas, caracolas, incluso un caballo de cartonpiedra a escala natural, para el que construyó una sala, si no por el entorno,


encima de la playa y de las rocas de una parte de la costa chilena preciosa. No nos quedamos a comer el caldillo con congrio típico del restaurante "El Rincón del poeta" del museo, pero es muy recomendable.

Fuimos hasta el pueblo vecino de El Quisco, que como era fiesta estaba la playa llena de gente lugareña y comimos pescado en la terraza del famoso Restaurante La Caleta, machas, que se llaman las ostras de los pobres, almejas y pescado con vino blanco del pais y otra vez en taxi de vuelta, pero ahora a través de los montes hasta Viña.